viernes, 5 de marzo de 2010



Existe en la tierra un espíritu cuyo único afán es el de convertir a todas las cosas hermosas. Solo se encarga de embellecer todo cuanto se cruce en su camino ¡Incluso a las cosas hermosas!

¿No es hermosa esa montaña con riscos escarpados y nieves eternas? No, le falta un complejo de esquí y un local en donde vender artesanías.

¿Acaso no es hermoso ese bosque de confieras al pie de la montaña y a la orilla del lago? No, le falta un centro recreativo en donde estacionar el auto, beber cerveza y mirar televisión.

Es que ese mismo espíritu que trata de embellecerlo todo es también el mismo espíritu que trata de civilizarlo todo.

Ese espíritu debería encargarse de civilizar y embellecer al hombre, el cual carece de esos atributos, y no de civilizar a la naturaleza ¡Porque le escapa al término!

¿Cómo le llamamos a la civilización de las montañas y los valles? ¡Vacaciones! ¿Cómo le llamamos a la civilización de las playas? ¡Vacaciones de verano!

El hombre debería y debe disfrutar de estos deleites con la minima intervención posible, o llegado el caso, no disfrutarlos. Porque este tipo de tesoros son, mas que nada, para el que sabe cuidarlos antes que para el que sabe disfrutarlos.

Cuidemos el único planeta que tenemos

Atte. Uno de sus parásitos

No hay comentarios: