jueves, 23 de septiembre de 2010

¡Chau!

Hay que estar loco
para no quererlo.
Pero también
para desearlo.
¿Y entonces como me llamarías?
¿Por mi nombre?
¿Con algún calificativo?
¿Seguiría teniendo
tu respeto?
¿Me seguirás siendo fiel?
¿Amando?
¿Odiando?
¿Queriendo?
¿Me llamaras por teléfono
los 9 de diciembre?
¿Me prestarías atención?
O cuando mucho...
¿Me escucharías?
Al menos.
¿Fingirías?
Quizá...
¿Quizá?
¿Es una chance?
¿Es una solución?
¿Es algún derivado
de un pensamiento?
¿De algún uso de razón?
¿Me la prestas?
Si no, no importa.
Yo nací para vivir.
Sin embargo vivo esperando
y espero vivir todo.

Deja
ya no me llames
y avisale a los demás.
¡Que ganas de irme!


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