sábado, 2 de abril de 2011

Conmigo

Estamos juntos en esto.
Vos estas de un lado
y yo del otro.
Nos pasamos la pelota
mutuamente
hasta que uno le pega
a la red.
Metemos un gol
y me lo gritas en la cara.
Cuando te hablo saltas tan alto
que me cuesta escucharte.
Cuando guardas silencio
me asusto mucho.
Aveces corres mas rápido que yo.
Aveces te pierdo.

Solo.
Abandonado.
Hoy tampoco viniste.
Hoy tampoco te busque.
Hoy se escondió el sol
en otro planeta.
Hoy, en otro planeta,
mis poemas hacen historia.
Hoy la historia no me enseña nada.
Nada.
Esperando nada.
Respirando nada bueno.
Te veo caer.
Y a mi también.

Estas nubes ya no hacen sombra.
Este sol ya no alumbra.
Las tinieblas son mi día
y la noche también.

Te busco para levantarme,
cogoteo en vano.
Lobotomia espiritual.
Tan visceral como la amistad.
Olor a muerto en las palabras.
Seis metros entre cada una de ellas.
Aveces mas,
sobre todo cuando hablas.

¿Porque la fuga ocular?
¿Que lo merece?
¿Un atardecer?
¿Una caricia?
¿Mis escrituras encolumnadas
en otro planeta?
¿Estar lejos?
¿Volver?
¿Encontrar algo perdido?
¿Perder algo que nunca tuvimos?
¿Ser cerrajeros de corazones?
¿Escultores de soles?
¿Ladrón de estrellas?
¿Que lo merece?

Mi silencio es igual al tuyo.
¿Que tanto compartimos?
¿Que tanto nos robamos
el uno al otro?
Te encuentro en los cajones.
En las escaleras que van al sótano.
Detrás de muchas telas de arañas.
Detrás de muchos velos sociales.
Detrás de una aglomeración
de pelotudeces
que me rompen la cabeza y...
Y ahí salís.
Te escapas.
¡Basta, por Dios!

Al reloj le quedan muchas vueltas.
Si pensamos vivir juntos
es hora de que empecemos
a convivir.
O me voy a tener que callarte.
Dejar de hablarme a mis espaldas.
Dejarme de escucharte.
Dejarte de escucharme.
Callarme tu boca.
Básicamente.
Sencillamente.

Altas pretensiones de poco vuelo,
que despegaron hace mucho.
Yo aterrizamos ayer.
Con migo mismo busco.
¡Ah, Soledad!
¿¡Pero quien te has creído
Soledad!?


No hay comentarios: