sábado, 16 de abril de 2011

El dibujante

No puedo culpar a mi guitarra por escribir así.
No puedo negar que me gustaría.
No puedo dejar de pensar lo bueno que seria
amasar esta alegría inmunda,
esta sensación poco sentimental,
este ingenio poco genial,
esta canción poco melodiosa,
estos poemas de la razón odiosa.

No puedo culpar nada, ni a mi mismo,
ni a mi otro yo.
Yo, yo, yo... Que palabra tan chota.
Que fumarola de malas ondas.
¿Que ondas poco audibles
son las que me agobian?
Vos, yo... Vos.

Pájaros de la razón, palabras que migran.
No saben anidar.
Son trenes sin estación.
Son asuntos de otros.
Son guitarras y chinas de otro gaucho.
Son birras ajenas, las que no hay que vardear.

Estas hojas se ponen cada vez mas duras.
Mi cabeza también.
¿No?

Cosas que perder y algo que plantar.
Duda por doquier, ¡Como me gusta!
¡Mas alto! ¡Dale que va!
¡Dale, que va a caer mejor!
¡Dale, vos mira y no me sigas!
¡Dale, como siempre!
Vos...

¿Cual es tu tren si no sabes la estación?
¿Cual es tu estación si nunca paras?
Lluvia de amor para mi paraguas emocional,
para mi incredulidad ajena,
para mis oídos apagados,
para todos los ya mojados,
para no parar de soñar,
entre risas y llanto,
entre niebla y sol,
enterrado en algún cajón.

El puente te trae, el mismo te lleva.
Vas y venís, con paso pendular.
La mirada en algún lugar.
Un hombre mirando su sudeste
y nada mas.
Vos, vos y vos... ¡Que palabra chota, por Dios!
¡Que lapicera del demonio!
¡Que noches de locura!
¿te vas? ¡Me voy!

Tengo ganas de dibujar un Sol...

No hay comentarios: